La terapia de aceptación y compromiso tiene como objetivo principal fomentar una actitud no enjuiciadora para poder encontrar el bienestar general.
El trabajo en esta terapia es educar y orientar a los pacientes para tener una manera de ver la vida diferente, para encontrar un equilibrio entre el ser y su contexto. La manera de ver las cosas es que lo que provoca malestar o ansiedad no son los eventos, sino la manera en cómo vinculamos las emociones a lo que está pasando.
Para este tipo de terapias lo que interesa es saber cómo se relaciona la persona con el contexto de acuerdo con su historia y las circunstancias actuales, siempre teniendo en cuenta la conducta verbal.
Lo importante es que el paciente crea una vida significativa, aceptando el dolor que puede venir con la vida misma.
El paciente debe preguntarse y cuestionarse qué clase de persona quiere ser, qué es lo verdaderamente valioso en su vida y qué creencias y valores quiere y tiene para actuar.
Normalmente las creencias que nos causan malestar son aprendidas culturalmente y vienen fundamentadas por valores que promueve la sociedad, y el objetivo es cambiar este pensamiento.
La terapia de aceptación y compromiso se rige con seis principios:
- Aceptación: La persona debe reconocer y aprobar la experiencia emocional, los pensamientos y sentimientos. Es decir, saber qué es lo que pasa con uno mismo y poder reconocerlo como nuestro.
- Defusión cognitiva: El paciente adopta una visión objetiva y más racional de las cosas, para reconocer lo que pasa como algo propio de la vida cotidiana.
- Experiencia presente: Todos debemos entender que el presente es el único momento que podemos vivir, teniendo la oportunidad de tener una mentalidad abierta y conciencia plena.
- El “Yo observador”:Tomando una perspectiva objetiva podemos ver las cosas desde un punto de vista no enjuiciador, desprendiéndonos del apego a nuestras propias narraciones que pueden hacernos mal.
- Claridad de valores: Es necesario un trabajo de autoconocimiento para clarificar nuestros valores desde lo más profundo y poder actuar de manera adaptativa en el contexto en el que estemos.
- Acción comprometida: Debemos involucrarnos en acciones significativas para nosotros mismos, para poder comprometernos con proyectos personales.
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